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SECRET SUNSHINE







SECRET SUNSHINE
(Miryang)

País: Corea del Sur.
Año: 2007.
Duración: 142 min.
Género: Drama.

Dirección: Lee Chang-dong.
Producción: Hanna Lee.
Música: Christian Basso.
Fotografía: Cho Yong-kyu.
Montaje: Kim Hyun.
Diseño de producción: Sihn Jeom-hui.
Vestuario: Cha Sun-young.

Interpretación: Jeon Do-yeon (Lee Shin-ae), Song Kang-ho (Kim Jong-chan), Seon Jeong-yeob.
Guión: Lee Chang-dong; basado en la novela de Yi Chong-jun.

Estreno en España: 5 Junio 2009.

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REFUGIÁNDOSE DEL DOLOR

"Secret Sunshine" es un drama coreano precedido de excelentes críticas e incluso premio en Cannes, sin embargo, tal vez por su excesivo metraje, tal vez por su excesivo dramatismo o tal vez por su excesiva tendencia a detenerse en los momentos más insignificantes saltándose otros de mayor importancia, uno no acaba de entender todos esos elogios.

Tras el fallecimiento de su marido, Shin-ae (Jeon Do-yeon) decide trasladarse de Seúl a Miryang, la pequeña ciudad natal de aquél, llevando consigo a su hijo pequeño. Shin-ae pretende con este cambio comenzar una nueva vida en un lugar en el que podrá desapercibida y podrá regresar profesionalmente a su gran pasión como profesora de piano. Pero, inesperadamente, cuando poco a poco se iban habituando a su nueva vida, el hijo de Shin-ae es secuestrado. Shin-ae, desesperada ante los acontecimientos y sin saber a quien pedir ayuda, decide agarrarse con fuerza a la única tabla de salvación que parece ponerse a su alcance: la religión.

No puedo negar que siento debilidad por el cine asiático y que recientemente he podido ensalzar dos maravillas procedentes de Japón como "Still Walking" y "Despedidas", pero en "Secret Sunshine" sólo encuentro excusas para el bostezo y la fascinación deja paso a la decepción. La película se sustenta únicamente en la interpretación de su sufrida protagonista Jeon Do-yeon que lleva el peso dramático bajo sus espaldas con una actuación esforzada y meritoria, pero igualmente excesiva.

Es curioso que una película que dura dos horas y media limite a cinco segundos la parte clave de la historia: la transformación de su personaje principal del ateísmo a la ferviente creencia religiosa como medio de superación del dolor y la tragedia. Al director parece importarle más recrearse en ese dolor de modo casi sadomasoquista en lugar de buscar una coherencia interna en las transformaciones de su personaje, lo que resta credibilidad al conjunto que se vuelve pesado y repetitivo, pese a la belleza de sus imágenes y de contener algunas escenas de gran calado dramático.

U.C. (Daniel Farriol)

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